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viernes, 31 de agosto de 2007

"Berlin Occidente" de Billy Wilder

A veces escribir sobre directores famosos o conocidos me resulta mucho más difícil que hacerlo sobre otros que al menos para mí resultan prácticamente inéditos, este es el caso del señor Wilder, el que muchos consideran el mejor de todos, por donde empezar para hablar algo de sus películas y no se crean que es por el hecho de quedar bien o mal, eso es algo relativo y subjetivo, claro que habrá gente que no les guste este director o que ni siquiera le conozcan.

Dejando de lado mis poco ocurrentes valoraciones a veces, comentar que a pesar de ser uno de los directores más visionados, aun no había visto este trabajo suyo, del que debo decir que he quedado bastante complacido. Por supuesto observar que todos los elementos típicos del cine de Wilder se vuelven a dar aquí todos ellos capitaneados por ese humor que tan solo él sabe hacer, con esa acidez y por supuesto en innumerables ocasiones muy corrosivo.

La película desde el planteamiento inicial es simple, no genera ningún problema para el espectador estamos ante la típica comedia de enredo, cargada de irónicos y audaces diálogos, con historia de amor incluida que es la que realmente supone el hilo principal de la historia, el “pobre” capitán Pringle (John Lund) que se debate entre el amor y el deber intentando elegir entre alguna de sus dos posibles opciones Erika Von Schluetow (Marlene Dietrich) y la congresista de Iowa “Phibi” Frost (Jean Arthur).

La acción queda enclavada en el Berlín invadido por las tropas aliadas, dividido en sectores, esto puede llegar a recordarnos a la gran obra de Roberto Rossellini, Alemania año cero (Germania anno zero , 1948) aunque tan solo se parezcan en esto ya que la italiana supone un drama de mayor calado y rotundidad, volviendo a la obra norteamericana sorprende la visión idealista que nos muestra de la ocupación, casi todo es idílico y feliz, las froilans lo único que quieren son medias y chocolate, tan solo diversión cuando el país se está muriendo de hambre en intentando resurgir de sus escombros.

Hasta aquí todo correcto a partir de lo que voy a escribir ahora es donde probablemente ustedes me consideren que estoy loco o simplemente que a veces veo muertos porque en este film es de doble capa la fácil y somera que he descrito anteriormente y la que está por debajo de la primera, en donde bajo mi opinión el director hace una dura crítica, a la forma de vida americana en general y a los que gobiernan en particular a través del grupo de congresistas que llegan para hacer un informe de la moral de las tropas en Berlín.

Si nos damos cuenta los diálogos de la obra están plagados de alusiones a los presupuestos y cantidades que el pueblo americano ha pagado por ganar la gran guerra, a los esfuerzos de un pueblo que ha sacrificado mucho por los hombres que ha enviado a luchar a la vieja Europa, pero que sin considerar las propias necesidades de estas personas que llevan cuatro años luchando, se les envía un comité para que la inmoralidad no sea un virus que contamine a sus soldados y como punta de lanza de esta lucha el para mi ridiculizado personaje de la congresista Frost.

Como ejemplo de lo que digo solamente observarles el diálogo que mantiene el capitán Pringue en el archivo durante la noche con la congresista Frost, el que considero el punto álgido de seriedad dentro del film, aun contando lo que he contado pienso que aunque arremete contra toda esta hipocresía nacional no lo hace de una forma excesivamente rotunda, lo suyo es la comicidad y no el cine denuncia.

Capítulo aparte merece la tremenda fisicidad de la Dietrich en el film, acusada de colaboracionista con los nazis, es ese tipo de actrices que como siempre digo traspasa la pantalla, que confieso que me encantan sus papeles de mala, que los borda, es una de las mejores malas de la historia del cine, es tal su seguridad en ella misma que aun cuando su situación personal se complica es capaz de dejar a cualquier hombre con la boca abierta y tan solo con un gesto una mueca, da la sensación de que es capaz de salir airosa de cualquier situación por complicada que está parezca.

TRONCHA

miércoles, 29 de agosto de 2007

"Las vampiras" de Jess Franco

Siempre me ha sorprendido la “relevancia” internacional de este director, aunque parezca que no dentro de su filmografía hay coproducciones con muchos países europeos e incluso con los americanos del otro lado del charco, también es conocida la admiración que algunos directores actuales le profesan como es el caso de Quentin Tarantino que para homenajearle utilizó una canción de este trabajo para incluirla en Jackie Brown , 1997. Después me he acabado enterando que la admiración es recíproca.

Todo lo que rodea a este realizador en cierta manera es excepcional, sin ir más lejos llamándose Jesus Franco, algunas de sus obras las firma como Jess Franco, e incluso como Jess Frank, todo esto se puede trasladar a su extensa filmografía, sin ir más lejos esta película de la que hablaremos líneas más abajo llega a tener diez títulos distintos, que no voy a pasar a mencionar por supuesto, en sus films han trabajado actores de renombre como Boris Karloff , Christopher Lee y Peter Cushing entre otros, todo esto le hacen gozar de cierta singularidad dentro de nuestra cinematografía, en resumen todo un personaje.

El problema quizás empieza ahora al intentar hablar del largometraje, que puedo decir de ella, lo primero que se me viene a la mente es que en ningún momento nuestro especial director se preocupa por la historia que está narrando, esta ocupa un segundo plano, en lo que realmente pone sus cinco sentidos son en las escenas o números de carácter lésbico que invaden el metraje, ese es su real desvelo.

Todo esto por supuesto que le llevo a tener muchísimos problemas con la censura de nuestro país, según muchos esta es una de las películas más castigadas por dicho ente inquisitorial lo que hace que haya varias versiones del mismo con más o menos cortes, sin embargo observándolo con ojos de nuestra época las mencionadas escenas llegan a aburrirnos más que a resultarnos embarazosas por su carga sensual.

La inconexión entre las escenas es impresionante solo sirven de vehículo para ir de desnudo en desnudo, atiborrándonos de escenas sobre exteriores, localizadas en el Triángulo de Oro en Turquía, e introduciéndonos en decorados de lo más pulp en un intento de mezcla entre la tradición a través del vampirismo y el mundo actual, que por supuesto no logra conseguir, capítulo aparte merecen el doblaje y la música.

En definitiva uno más de los trabajos de Franco que realmente poco aporta a nuestra cultura cinematográfica pero que esta claro que cosas como estas deben ser visionadas ya que nos sirven para darnos una perspectiva real cuando nos encontramos ante otros trabajos de otros autores y valorar su esfuerzo en la medida que lo merecen.

TRONCHA

lunes, 27 de agosto de 2007

"Brigada Criminal" de Igancio F. Iquino

Iquino según he leído es uno de los directores que más películas rodó hacia los años 50 en nuestro país, creador de una productora cinematográfica, y de alguna manera precursor del cine policiaco barcelonés de aquella época, aunque en sus estudios se rodaron películas de temática muy dispar, eso si como buen español acabo sacrificando su talento para llenar las arcas, en definitiva el productor acabo devorando al director.

No deja de ser curioso el darse una vuelta por algunas cinematografías que no son muy habituales y que no gozan del beneplácito general, aunque reconozco que a veces agradezco ver obras que el resto de personas no ven, eso me hace simplemente distinto ni peor ni mejor, Brigada Criminal (1954) es un ejemplo claro de esto, un cine con cierta tendencia al negro, pero que no llega se queda en el camino, se queda en un cine policiaco de poca profundidad.

En raras ocasiones agradezco en una película la figura del narrador, por supuesto que esta no es una de ellas, porque además de acabar contando lo que veo o debería ver, encima en este caso me está dando datos y adopta un tono de voz parecido al de un documental, reconozco que en películas de metraje tan corto como esta (80 min) a veces es necesaria esta figura, pero eso no la hace válida, por mucho que la acción acabe precipitándose por falta de tiempo, uno de los grandes problemas de gran cantidad de films.

Quizás ese tono documentalista sea el mayor problema que tiene el film, porque en los demás aspectos puede resultar bastante merecedor de ser decoroso en su conjunto, las situaciones y la acción son bastante creíbles, incluso algún momento destacable con cierta intención, reconociendo por supuesto que la obra en general supone un esfuerzo ante la situación política y social que vive el país en la época en la que se rueda, incluso el propio film contiene algún elemento del franquismo.

Entre los continuos picados y contrapicados que intentan darle un giro efectista al rodaje, podemos encontrar curiosos ejemplos de encuadres en segundo plano, interponiéndose en el recorrido de la lente algún objeto para acabar encontrando al personaje protagonista en ese momento de la acción, durante aquella época no era costumbre realizar este tipo de rodaje, de ello que concluya que me parece de bastante calidad y acertado en todo caso.

En definitiva nos ponemos delante de un film que roza el umbral del documental y que sirve para exaltar los valores de la policía española que como bien se encargan de definir al principio tiene pocos medios, pero del que andan sobrados para ser una de las mejores del mundo es denominado factor “hombre”, esto no deja de ser una curiosa perspectiva e incluso nos hace pensar si de algún modo se utilizo con fines propagandísticos del régimen donde nacía.
AVISO A NAVEGANTES: Esta película y alguna más de cine negro español se pueden visualizar en la página del instituto Cervantes en concreto en el siguiente enlace: Cine policiaco de los 50


TRONCHA

viernes, 24 de agosto de 2007

"Kekec" de Joze Gale

¿Que decir de Kekec? Pues la verdad es que me tuve que documentar un poco por Internet y algunos otros sitios para darme cuenta realmente de la naturaleza del personaje y la verdad es que de forma algo sorprendente me doy cuenta que es una especie de héroe infantil de la cultura yugoslava, perdón ahora en la eslovena, que el mapa ya no tiene nada que ver con el que estudiamos algunos de los que ya no somos tan jóvenes en el colegio, conclusión una especie de Pedro el de Heidi, para que se hagan una idea.

Esta obra está dedicada a esta especie de Pulgarcito, le denomino así para que ustedes tengan una referencia más o menos conocida, el personaje es un Juan sin miedo, Kekec (Matija Barl) decide enfrentarse a Bedanec (Franc Presetnik) una especie de ogro pero humano a pesar de las advertencias de sus amigos los cuales le temen como si del propio diablo se tratara.

La obra supone un completo canto a la naturaleza y la armonía en la que esta podría vivir con el hombre si realmente así se lo propusieran los humanos, el protagonista si que logra ese estatus que le permite enfrentarse a cualquier cosa y que de alguna manera acaba reforzando sus propios principios de justicia e igualdad, Kekec no concibe la vida sin equidad y eso es lo que intenta transmitir a los que le rodean y viven en su propio entorno.

Sorprende que aun siendo un film descaradamente dirigido a un público infantil no aparezca ningún personaje de carácter apócrifo, todos son humanos, tangibles, reales, esa parcela de fantasía parece reservada al búho y sobre todo a su particular ulular, que acaba por ahuecar las carnes del temible Bedanec, más por el desconocimiento real de su entorno y por su creencia en las leyendas que por lo que realmente implica dicho sonido o presencia, este es el arma fundamental del niño contra él, la sabiduría y el conocimiento del medio en el que se mueve.

Por tanto supone un ejercicio curioso la visualización de este trabajo pero no sin mas anhelos, no se piensen que van a disfrutar en extremo ni que vana a acabar saltando del sillón en algún momento, ni siquiera soltar alguna sonrisa, ni lagrimilla, por cierto porque tanta manía en introducir canciones en todas las películas infantiles, aun así puedo decir por este caso que no es un fenómeno de ahora sino que viene de lejos.

TRONCHA

miércoles, 22 de agosto de 2007

"El huevo de la serpiente" de Ingmar Bergman

Sirva esta reseña como nuestro modesto homenaje al reciente fallecimiento del gran cineasta sueco, observar que es una de mis primeras reseñas, y que esto se nota en su calidad, no es que esta sea ahora mucho mayor, pero si que se notan diferencias, aun así he hecho unos leves retoques para que valga de referencia a la hora de contrastar mis comienzos con épocas posteriores.

Primero ante todo observar que esta es la primera vez que he visto una película de este director sueco, y reconozco que estoy asimilandola todavía, justo cuando escribo esta reseña al dia siguiente de haberla visualizado, no se si hice lo correcto y vi la película que primero tenia que ver, o tenía que haber visto otras antes, como tampoco me dejo conducir mucho, pues me puse con ella.

Ingmar Bergman nace, crece y se desarrolla durante su juventud en un ambiente, de rígida educación moral (su padre era predicador), totalmente inmerso en el puritanismo, hasta que de repente decide romper los vínculos con todos esos valores clásicos y forjar su propia personalidad. Me da por pensar que este cambio debio suponer una lucha interna para él mismo, pues bien esta lucha la va a hacer latente en los personajes principales de esta película y parece ser que será un precedente de todo su cine.
Nos encontramos en el Berlin Oriental de 1926, diez años antes de la segunda gran guerra, época en la que empieza a cobrar auge el nazismo en Alemania.

En esta sociedad caótica y sumida en el declive se desarrolla la acción de dos personajes que están inmersos en un conflicto total y una constante lucha interna por sus propios sentimientos y los generados hacía los demás, relación de dos personas, la cual parece no sostenerse y desmoronarse al igual que la sociedad en la que están inmersos, que sirva de referente que un paquete de tabaco cuesta 2 billones de marcos, como nos indica el protagonista de la película al principio.

El director nos plantea un “trípode” de relación, si digo bien un trípode, no una trinidad, ni una triada, ya que el trípode se sostiene y siempre asienta de forma correcta en cualquier superficie, pues nos encontramos con un trípode desmembrado, que le falta un punto de apoyo (el hermano del protagonista), y que hace que los otros dos puntos no asienten como deben para acabar sucumbiendo a la gravedad sin ayuda de una red de seguridad como trío de trapecistas que es lo que representan en el largometraje.

Todo se desquicia alrededor de los protagonistas que no paran de intentar salir de esa vorágine que les arrastra, buscando empleos y recursos de donde no los hay incluso prestando sus cuerpos a dudosos experimentos que en algunos casos les cuesta la propia vida. Algo que descubrimos al final de la propia película donde nos damos cuenta que lo que hemos visto no parece ser lo que es, o si, porque como ya dije antes yo sigo digiriendo el film y no estoy tan seguro.

El director nos describe una sociedad que le toco vivir y aprovecha los personajes para de alguna manera criticar aquella época alocada de decadencia y sumida en el auge de Hitler y el nazismo, es muy curiosa la escena de Manuela (Liv Ullmann) con el cura, en el que a la ve uno al otro se perdonan, él a ella por sentirse culpable de la muerte de su marido y ella a él, por no importarle en absoluto lo que ella le cuenta. Es una de las escenas más hipócritas que he visto en el cine.

Es un cine sin movimientos bruscos de cámaras y de escenas muy largas en las que prima la interpretación de los actores, realmente me sorprende ver a un David Carradine (Abel Rosenberg) al frente de la obra, en el que hace un papel mas que digno, acostumbrados a verle en otros posteriores de muchisima peor calidad.

Nos encontramos en atmosferas muy dramáticas, agobiantes y desesperanzadas, los decorados son muy recargados, incluso algo como el cabaret que siempre me ha parecido un exceso en los maquillajes, vestidos, interpretaciones, no se porque pero siempre ese ambiente me ha parecido sobrecargado y un poco asfixiante.


TRONCHA

lunes, 20 de agosto de 2007

"La señorita Julie" de Alf Sjölberg

Esta claro que si todos los directores hicieran el mismo cine esto del séptimo arte sería algo muy aburrido, creo que una de las cosas que quizás más me apasiona es la diversidad de ideas que se pueden reflejar delante de la cámara, y por el contrario también el hecho de que una misma idea se pueda reflejar de tantas maneras distintas, la película de la que hablo es uno de esos casos.

Realmente la idea básica y principal del film, es la lucha de clases, es una constante durante todo el metraje, de principio a fin nos damos cuenta de la brecha que existe entre las clases altas y bajas y que cuando ambas se nivelan, casi nunca el resultado es óptimo, de algún modo la tragedia que planea por encima acaba cayendo en picado sobre los que infringen dicha regla y atraviesan el umbral, como narran los diálogos de la obra “Un criado será siempre un criado y una puta será siempre una puta”.

Alf Sjöberg nos adentra en un enclave bastante especial nos sumerge en la celebración de la noche del solsticio en Suecia, lo que para nosotros los que estamos más al sur sería la noche más corta del año o sea la noche de San Juan, fiesta pagana que de alguna manera invita al pecado y al libertinaje, donde se acaba quemando el adusto y serio invierno para dar entrada a la estación del regocijo, la luz, la alegría.

Todo este ambiente parece embriagar a los protagonistas Julie (Anita Björk) y Jean (Ulf Palme) ambos de estamentos sociales muy distintos, ella hija de un conde y él sirviente de la familia, que ha dedicado todo su tiempo a aprender de la gente a la que toda su vida a servido intentando demostrar que las personas son todas iguales por mucho que hayan nacido en familias más o menos pudientes, el deseo y la pasión acaba precipitándolo todo cometiendo errores que al final nos van a llevar al desastre final.

Desde el principio podemos apreciar que la base del guión es teatral, en las acciones de los personajes y en la importancia de los diálogos, aunque en esta ocasión el realizador acabo usando una técnica muy sagaz como es la de mezclar las imágenes del pasado con la acción real, llevándolas a un segundo plano y consiguiendo que los sueños y recuerdos de los personajes cobren forma para su mejor comprensión.

De la historia en general también destacaría la continua indecisión en las determinaciones de los personajes, tan pronto les apetece bailar, como quedarse sentados y tomar una copa, para instantes después amarse como si se fuera a acabar el mundo, incluso acto seguido odiarse y no querer saber nada más uno del otro, haciendo de todo una continua lucha de sentimientos que tan solo para cuando en la pantalla aparece la palabra SLUT (fin en sueco).
TRONCHA

viernes, 17 de agosto de 2007

"El ojo de cristal" de Antonio Santillán

Denunciado por mi parte una y tantas veces es el conflicto que existe entre el cine español y un servidor, litigio que se agrava sobre todo con el que se realiza actualmente del que realmente no me apetece hablar porque sinceramente no merece la pena, hablar en general por supuesto que siempre supone discriminar ya que considero que nuestro país ha dado muy buenos directores, actores e incluso grandes películas, por ello me he decidido adentrarme en el mundo del cine negro de nuestra filmografía patria.

Ante todo decir que Antonio Santillán pertenece a un grupo de directores catalanes que de alguna manera pretendieron realizar un cine que se nutria de las fuentes de la Nouvelle Vague, y tengo que decir que el intento en esta ocasión no es del todo fallido, se ven elementos muy típicos de ese cine, sobre todo en el uso de la cámara, quizás un poco anquilosados y rígidos que no dejan de tener su cierto merecimiento.

La acción se desarrolla en una Barcelona nocturna, de luces mortecinas, callejones solitarios, sospechosos embutidos en traje y gabardina, policías sin excesiva convicción de su desempeño y de negocios turbios, no nos vayamos a pensar que todo este ambiente nos va allegar a envolver pero si que acaba dando un resultado bastante agradable y digno en su conjunto.

Realmente lo que menos podríamos destacar son las interpretaciones de los personajes, con la salvedad del niño protagonista Pedro (Javier Dotú) actor que acabó en el mundo del doblaje e incluso ofreciendo su voz para que nos bajemos en la estación correcta en el metro madrileño, algo que no me extraña porque en la industria cinematográfica española han acabado subsistiendo los cuatro de siempre repitiendo una y otra vez sus aburridos papeles, con el único propósito de llenar sus bolsillos y dejando de lado el aspecto cultural que lleva implícito el cine en si.

El planteamiento es bastante original, a través de la inocencia de un grupo de niños capitaneado por el hijo de un policía se va a desenredar toda la madeja, demostrando una vez más que el crimen perfecto no existe, por supuesto que iremos encontrando las típicas píldoras de nuestro cine entre ellas y por supuesto la más destacable del encargado de la tintorería “La Puntualidad” (José Sazatornil “Saza”) que obvia decir que es la más magistral de las interpretaciones del film.

La obra en general resulta un ejercicio bastante válido de cine negro, es un resultado respetable, que merece la pena ver, para poder comparar, tampoco en exceso porque acabaríamos destrozándola con las obras maestras del género, lo que demuestra que hay ejemplos notables en nuestro cine, salvando ciertas distancias, que no cuajaron, aunque también en honor a la verdad hay que decir que era una época difícil en la que grandes monstruos del celuloide estaban haciendo obras que entran directamente en la historia del cine por la puerta grande.

TRONCHA

miércoles, 15 de agosto de 2007

"Los hechiceros de la guerra" de Ralph Bakshi

De las veces que me he sentado frente a los dibujos de Ralph Bakshi, en definitiva a visionar alguno de sus films, siempre me ha dado la sensación de que es el típico dibujante-director que pertenece a un movimiento determinado y que esto de alguna manera le ciñe a una serie de elementos que se vuelven muy característico en sus producciones, quizás lo que se sale un poco de su habitual forma de hacer sea la adaptación que hizo de la obra de Tolkien El señor de los anillos (1978) en la que utilizó la técnica de la rotoscopia.

Sus obras rezuman de esa cultura pop medio hippie que invadia los años 70, todas estas cosas marcan un estilo inconfundible, que nos demostrará que cada vez que veamos uno de sus trabajo lleguemos a iudentificarlo rapidamente, sus personajes no son estilizados, ni hechos con trazo perfecto, sino todo lo contrario por supuesto sin abandonar la firmeza de la línea son encorbados, mas bién esteticamente feos y aun así gozan de su atractivo, su chica más característica está dibujada muy ligera de ropas, son mujeres con curvas y anchas de cuerpos y senos sugerentes y turgentes, caso de la protagonista de Tygra: Hielo y fuego (1983) o de la obra que ahora mismo nos atañe.

Lo que no se puede negar de principio a fin es que en esta ocasión estamos ante un cuento de denuncia, basándose en una historia fantásctica, iniciada por un narrador, nos introduce en el típico mundo de la dualidad entre el bien y el mal, ambos representados en dos personajes, hijos de la misma madre, Avatar y Blackwolf, esa eterna lucha que acaba impregnando todos los aspectos de la vida y por supuesto la vida misma.

Al lado del bien están todos los placeres terrenales, la buena vida, la buena comida, la bebida, la juerga incluso el amor y como no el sexo, aunque de una manera bastante implicita representado por el personaje del hada Elinore, dibujada como anteriormente describía, el mal está del lado del ansia de poder aunque sea a través de la fuerza, su ideal es el nazismo y la exterminación de sus no iguales, por supuesto que aquí no desvelaré por quien se inclina la balanza en tal lucha.

La película en un principio parece tener un planteamiento bastante correcto y original, pero a medida que va discurriendo el metraje tengo la sensación de que va perdiendo fuerza, ya que a través de imágenes de archivo del III Reichse muestra de una manera demasiado explicita el concepto de denuncia que lleva la obra de principio a fin, aun así no deja de ser una obra curiosa que no les llevará demasiado tiempo visionar y que resulta agradable de ver, ya que de alguna manera también nos saca de las típicas cintas comerciales de animación, que en muchos casos no por haber invertido mucho en su publicidad el resultado es mejor que el de esta.

TRONCHA

lunes, 13 de agosto de 2007

"Serpico" de Sidney Lumet


A Susana, por aguantar "mis películas" en muchas ocasiones
Que duro que tiene que ser trabajar con todo el mundo en contra tuya, al fin y al cabo por mucho que la gente diga, todos nos levantamos por la mañana con la idea de recibir una compensación económica a cambio de nuestros esfuerzos y que dicha cantidad nos proporcione un mayor o menor bienestar, nos guste o no la labor diaria que desarrollemos, pero imagínense tener que levantarte todos los días y pensar que cualquiera de tus compañeros puede meterte una bala por la espalda.

Esta incertidumbre cotidiana es la que intenta transmitirnos Lumet contándonos la vida del inspector de policía Frank Serpico (Al Pacino), estandarte de la integridad que se ve rodeado de compañeros que no esconden la mano a la hora de recibir dinero negro obtenido de manera ilícita, Frank siempre se niega a recibir nada por realizar de forma honrada y honesta su trabajo, incluso no entiende porque los demás lo hacen, y esto acaba volviéndose contra él.

En este completo varapalo que se le intenta dar al cuerpo de policía, incluso a la sociedad entera, mostrando una y otra vez la corrupción que existe dentro de la misma, la hipocresía que reside en todo el sistema y las personas que realmente son los elementos que lo componen es tan evidente que casi acaba convirtiéndose en un personaje, la hipocresía podría realizar el papel del antihéroe, oponiéndose de forma totalmente frontal al bueno de Serpico.

La obra nos narra la historia de una lucha continua, una lucha hacia delante, en contra de todo lo que se le pone por delante en una continua carrera de obstáculos, donde estos cada vez parecen más altos, todo esto acaba convirtiendo incluso la propia vida personal del protagonista en un infierno en una especie de caida sin posibilidad de salvación, en la que acaba arrastrando a sus parejas, aunque también esta parte personala se ve impregnada en algunas ocasiones de esa maldita hipocresía.

El sentimiento de justicia acaba convirtiéndose en una obsesión prácticamente enfermiza que va a acaparar todo en su vida, en el largometraje desde el principio, vemos que va evolucionando en este sentido hasta llegar a un climax máximo, donde aun siendo consciente de lo que va a ocurrir, ese ferreo sentimiento le lleva a la desgracia, lo que quizás a sus vez acabe salvándole y de alguna manera abriéndole los ojos ante la verdadera realidad.

El problema que tiene la filmación es que me parece mal hilvanada la acción va de un lado a otro como si lo hiciera saltando, por supuesto sin perder en ningún momento la línea argumental, pero el montaje de las escenas no parece muy conseguido, otro aspecto a destacar en última instancia es el muestrario de sombreros que luce Pacino durante el film, no se lo pierdan que tampoco tiene desperdicio.
TRONCHA

miércoles, 1 de agosto de 2007

"Sexy line" de Teruo Ishii

Casi siempre las personas tenemos una serie de pecados comunes, esto nos lleva a pensar en innumerables ocasiones que lo que vemos que le ocurre al vecino, no es posible que nos ocurra a nosotros, incluso nos atrevemos a insinuar que si le ha pasado es por algo y que de alguna manera tiene cierta lógica lo ocurrido, dejando muy poco margen de acción al imprevisible azar.

Ishii parece intentarnos demostrar que esto no es así, deberíamos estar más atentos con quien nos cruzamos ya que podríamos acabar implicados en un asunto bastante farragoso, en el concreto que ahora nos atañe seria el robo de una cartera. Esta misma forma de comenzar la película es prácticamente igual a la de su anterior obra Black line (1960), incluso por la coincidencia de la actriz que interpreta a la ladrona, embaucadora y encantadora Mayumi (Yôko Mihara).

Esta es la obra final de su saga “chitai” (White Line, Yellow Line, Black line y esta misma) como en anteriores ocasiones vemos una clara influencia del cine negro americano y europeo, recordándonos muchísimo a la Nouvelle Vague, parece que las noches y los barrios donde siempre se han refugiado los integrantes de las mafias y el hampa se han trasladado al barrio de Ginza, y que no tienen nada que envidiar a sus hermanos mayores, cada uno con sus características y forma de vida propios, pero llegando a dar un resultado muy similar a las mejores obras de cine negro de cualquier otra nacionalidad.

Capítulo aparte me merece la interpretación del personaje de Mayumi por parte de Yoko Mihara, es increíble la soltura con la que se desenvuelve ante la cámara, llegando a atravesarla y calando hondo en el espectador, se nos cuela con su típico descaro, con esa sonrisa que acabará perdiéndonos y que nos llevará a engrosar su larga lista de victimas, ya que por supuesto es su mejor arma, un personaje en definitiva muy acertado que soporta todo el peso de la acción y a fe que lo hace perfectamente.

Entre otras muchas cosas cabe destacar de entre el acertado conjunto que conforma la obra la fotografía que se utiliza, con unos fantásticos encuadres, acompañándolo con un uso muy correcto y efectivo de la cámara a la hora de rodar y por otro lado los diálogos me resultan muy locuaces, tanto que incluso me llegan a recordar a los del sagaz comisario Blot (Paul Meurisse) en Le deuxième souffle (1966) del gran Jean-Pierre Melville, quizás he exagerado un poco, pero cierto es que en muchas de las ocasiones no tienen nada que envidiar.

Los ambientes descritos en el film son de lo más peculiar sobre todo el prostíbulo encubierto donde los socios del distinguido club van a “pintar” a las señoritas que posan desnudas para el regocijo de sus pintores, por supuesto que no deja de ser el de la prostitución uno de los temas recurrentes dentro del cine negro, pero repito que también se me antoja bastante original la manera de plantearlo.

Como cierre indicarles que sigan mi consejo y que si les gusta el cine policiaco se adentren en el mundo del señor Ishii sin complejos, dejen de lado las posibles taras que les pueda crear enfrentarse a una película asiática y no europea, estoy seguro que si lo consiguen me lo acabaran agradeciendo y lo que es mejor, se lo agradecerán a ustedes mismos.

TRONCHA